Igual que los animales que habitan en las calles, Shero y sus amigos se divierten en un barrio notoriamente de mala calidad en Estambul: salen con chicas, se alimentan y consumen excesivo alcohol de vez en cuando. Pero un día corriente sus caminos se cruzan con los seres humanos, y las cosas se ponen un poco hilarantes e inesperadas.